El
balance energético se refiere a la relación entre el ingreso y egreso de
energía del organismo. Cuando el balance energético es cero existe un
equilibrio entre la cantidad de energía que ingresa al organismo y la cantidad
de energía que es utilizada.
Por el contrario, si el balance energético es negativo, la entrada de energía es menor que los requerimientos energéticos del organismo, por lo que los depósitos de grasa se utilizan como fuente de energía, y se pierde peso corporal. Tanto un balance energético positivo como negativo pueden desencadenar enfermedades nutricionales como la obesidad y otras por carencias de nutrientes, como la desnutrición y la avitaminosis.
- Genes y obesidad
Genes potencialmente implicados en el desarrollo de obesidad
La obesidad representa una patología compleja en tanto que resulta de la interacción de múltiples genes con el ambiente. De entre los genes implicados en la etiología de la obesidad se encuentran genes que codifican péptidos orientados a transmitir señales de hambre y saciedad, genes implicados en el crecimiento y diferenciación de los adipocitos y genes implicados en el control del gasto energético. En la séptima revisión del mapa de la obesidad humana, con datos recogidos hasta octubre del año 2000, fueron publicados 47 casos de obesidad monogénica, 24 casos de alteraciones mendelianas y 115 loci diferentes y susceptibles de encontrarse implicados en obesidades poligénicas. Luego, el mapa de la obesidad indica que, salvo en el cromosoma Y, en todos los demás existen genes implicados en la aparición y desarrollo de la obesidad. En la actualidad, de acuerdo con los 222 estudios realizados sobre genes y obesidad, se dispone de evidencias científicas suficientemente sólidas como para establecer en 71 el número de genes potencialmente inductores de la aparición de la obesidad. De ellos, quince genes se asocian de manera íntima con el volumen de grasa corporal. Teniendo en cuenta esto, parece lógico pensar que no existe un único tipo de obesidad, sino varios con fenotipos similares.
- Siga un plan saludable de alimentación.
- Preste atención al tamaño de las raciones. Fíjese en el tamaño de las raciones de los expendios de comidas rápidas y de otros restaurantes.
- Manténgase activo. Asegúrese de que el tiempo que dedica para usted mismo y para su familia incluya actividad física. Busque actividades que todos disfruten. Por ejemplo, salgan a caminar a paso rápido, a montar en bicicleta o a patinar, o entrenen juntos para una caminata o una carrera.
- Disminuya el tiempo que pasa frente a la pantalla. Limite el uso de televisores, computadoras, reproductores de DVD y juegos de video, porque restringe el tiempo que se dedica a la actividad física. Los expertos en salud recomiendan 2 horas o menos al día frente a la pantalla, sin contar con el tiempo relacionado con el trabajo o las tareas.
- Esté pendiente de su peso, su índice de masa corporal y su circunferencia de cintura. Además, esté al tanto del crecimiento de sus hijos.
Lucía Bultó, especialista en Nutrición Infantil, aclara qué hábitos y costumbres están aumentando la obesidad entre los niños.